San Óscar Romero: Profeta de la Verdad y Primer Santo Cursillista
El 14 de octubre de 2018, la Iglesia celebró con alegría la canonización de San Óscar Arnulfo Romero, el arzobispo salvadoreño que dio su vida por la fe, la justicia y los más pobres. Su testimonio sigue resonando con fuerza en el corazón de los cristianos, especialmente en aquellos que han vivido la experiencia de los Cursillos de Cristiandad, ya que San Óscar Romero es el primer santo que surgió de este movimiento eclesial.
Desde su juventud, Romero fue un hombre apasionado por Cristo y por la Iglesia. Nació el 15 de agosto de 1917 en El Salvador, y desde muy joven sintió la llamada al sacerdocio. Su ministerio estuvo marcado por un profundo amor por la Eucaristía, una vida de oración intensa y una sensibilidad especial por el sufrimiento de su pueblo.
Su Encuentro con el Movimiento de Cursillos de Cristiandad
A lo largo de su vida pastoral, Óscar Romero participó y promovió el Movimiento de Cursillos de Cristiandad, una experiencia que marcó profundamente su visión sobre la evangelización y la misión de los laicos en la Iglesia. Este movimiento, nacido en España en la década de 1940, busca el encuentro personal con Cristo y la transformación del mundo desde la fe vivida con alegría y compromiso.
Como primer santo cursillista, Romero entendió que el cristiano está llamado a ser fermento en la sociedad, a vivir su fe con autenticidad y a anunciar el Evangelio en todos los ambientes. Su ministerio estuvo impregnado de esa visión renovadora, donde la fe no se queda encerrada en las sacristías, sino que sale al mundo con valentía y amor.
Un Pastor con Olor a Oveja
El 23 de febrero de 1977, Óscar Romero fue nombrado Arzobispo de San Salvador. Su nombramiento fue recibido con sorpresa por muchos, ya que algunos lo consideraban una figura conservadora y poco conflictiva. Sin embargo, su cercanía con el pueblo, su amor por la verdad y su profunda vida espiritual lo llevaron a convertirse en un auténtico profeta de la justicia.
En medio de una sociedad herida por la violencia, la pobreza y la opresión, Monseñor Romero alzó la voz por los más débiles. Desde el púlpito de la Catedral de San Salvador, sus homilías se convirtieron en un faro de esperanza y denuncia, proclamando con firmeza el Evangelio y defendiendo la dignidad de cada persona.
“La misión de la Iglesia es identificarse con los pobres, así la Iglesia encuentra su salvación.”
Estas palabras reflejan su compromiso radical con Cristo y con los más necesitados, una opción que le costó la vida.
Mártir de la Verdad y de la Fe
El 24 de marzo de 1980, mientras celebraba la Santa Misa en la Capilla del Hospital Divina Providencia, fue asesinado por un disparo al corazón. Su martirio no fue el final de su misión, sino el comienzo de una semilla que ha dado frutos en toda la Iglesia.
San Óscar Romero es un testimonio vivo de lo que significa ser un cristiano comprometido, de lo que significa “hacer un cursillo y vivirlo hasta las últimas consecuencias”. Su vida refleja la esencia del movimiento cursillista: ser un santo en lo ordinario, transformar el mundo desde la fe y no tener miedo de proclamar la verdad de Cristo.
Un Santo para Nuestro Tiempo
La canonización de San Óscar Romero por el Papa Francisco lo confirmó como un modelo de santidad contemporánea. Su vida sigue inspirando a los laicos, sacerdotes y obispos a vivir la fe con pasión, a defender la dignidad humana y a ser testigos del amor de Dios en el mundo.
📌 Como primer santo cursillista, nos deja un mensaje claro:
🔥 No basta con conocer a Cristo, hay que seguirlo con radicalidad.
🔥 No basta con hacer un Cursillo, hay que vivirlo en cada momento.
🔥 No basta con ver las injusticias, hay que alzar la voz y actuar.
Que San Óscar Romero interceda por todos nosotros, para que vivamos nuestra fe con alegría, valentía y fidelidad, y para que, como él, seamos cristianos auténticos que lleven el Evangelio a los ambientes donde Dios nos ha puesto.
🙏 ¡San Óscar Romero, ruega por nosotros! ¡De Colores! 🌈✨