Mentalidad

Mentalidad

La mentalidad es la clave explicativa del MCC, el núcleo irreductible, originario y originante, que, en último término, lo identifica: es como la expresión inicial y directa del carisma1. Responde al por qué somos lo que somos y al por qué hacemos lo que hacemos y a cómo lo hacemos. Todo lo que es esencial en el MCC está invadido por su mentalidad 2. 

En el MCC, la mentalidad puede describirse una perspectiva vital, una forma de entender la realidad, nacida de la vivencia del carisma, libremente adoptada por los que comparten esa experiencia y se integran en el MCC. Configura un conjunto de criterios, convicciones, actitudes vitales y opciones de fe que transforman la vida de la persona, orientándola con un carácter alegre, testimonial y misionero, que, en amistad, se comparte y se ofrece a otros3. Es el elemento que inspiró el nacimiento del MCC, que acompañan su natural y permanente crecimiento y que configuran su identidad. 

Un primer elemento de la mentalidad del MCC es el conocimiento e interpretación de la realidad. En la terminología propia del MCC, el “estudio del ambiente”. El punto de partida, el inicio del MCC estuvo en la percepción de un mundo que vivía de espaldas a Dios y de una vida que había dejado de ser cristiana. Ante esta situación se requería una nueva respuesta pastoral, un nuevo esfuerzo por posibilitar a toda persona una auténtica vida cristiana y así transformar en cristiana una sociedad que había dejado de serlo. Esto sigue siendo un elemento nuclear de la mentalidad del MCC: una percepción lúcida de la realidad y una inquietud por darle una respuesta evangelizadora adecuada.  

Las claves de esa respuesta que se quiere ofrecer desde el MCC se sitúan en un apropiado entendimiento de los siguientes conceptos, que conforman el nervio ideológico del MCC: 

  • La persona, entendida en toda su dignidad y con su propia especificidad, capaz de Dios y necesitada de Dios en toda circunstancia. 
  • El mundo, entendido como la realidad humana conjunta que Dios quiere salvar, en toda su complejidad y dificultad. 
  • Dios, Padre, Hijo y Espíritu, Señor y Salvador. El Amor que ama a todos y a cada uno, que quiere y que tiene un proyecto de vida en plenitud para cada persona. 
  • La Iglesia, sacramento universal de salvación, pueblo de Dios y cuerpo de Cristo, comunión y misión, evangelizada y evangelizadora, en la que los laicos tienen un papel esencial. 
  • La evangelización, que es la primera prioridad pastoral, en la que es esencial la predicación de conversión, el Kerygma, el anuncio y la vivencia de lo fundamental cristiano. 
  • La vida cristiana, entendida precisamente como vida, consciente, creciente y comprometida, como forma de ser y de existir en el mundo, en permanente conversión, en la normalidad y cotidianeidad de cada día, en comunidad y con responsabilidad hacia los demás, hacia el mundo.