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Meditación en las vísperas de Navidad: Esperando a Jesús.

¡Es Noche buena! Estamos transitando esta noche rumbo al amanecer. Jesús es el sol que ilumina nuestra existencia. En esta iluminación, la Virgen madre es nuestra compañera y guía. Toda su vida está centrada en su Hijo. Así nuestra vida toda también debe estar centrada en el Hijo. Es lo que le da sentido a nuestra vida; es nuestra centralidad. La madre es la mujer que guardaba todas estas cosas en su corazón. la Virgen madre medita y reflexiona en su interior, en su corazón, todo este misterio que se está realizando en su persona.

Ella fue preservada de la mancha del pecado original. En ella, todo es belleza por la presencia tan singular de la Santísima Trinidad: el Padre le ha pedido que sea la madre de su Hijo, por la acción santificadora del Espíritu Santo.

La Virgen Madre es la mujer creyente y de oración. Por medio de la oración entra y está en constante comunicación con su Hijo que lleva en su seno. Esa es la oración: hablar con Dios; cada palabra, cada mirada es una manifestación del amor materno. La Virgen Madre es sagrario de la presencia de Dios; también es sacramento por el cual Dios Padre nos comunica su misma vida. La Virgen Madre vive en un constante recogimiento interior. Su fe, su oración se funden en una sola vida. Ella vive para su Hijo y lo sirve con su amor, protección y cuidado. Su silencio interior es riqueza, plenitud y contemplación.

Ella es nuestra mejor guía y maestra para entrar en la misma actitud de recogimiento interior que nos guía y ayuda a encontrarnos con Dios, que viene a nuestras vidas. Es una transformación interior que también se obra en nosotros. Como Zacarías, también nosotros entramos en nuestras inseguridades y angustias, para recibir la total bondad que viene de lo alto. El Espíritu nos inspira el lenguaje que comunica y nos capacita para bendecir y glorificar al Señor.

Al bendecir a Dios, lo reconocemos como Señor de la creación y nos visita la obra de sus manos; nos visita su Hijo, que se hace presente en medio de nosotros, estableciendo su morada para cuidarnos y protegernos.

El evangelista san Lucas nos presenta la salvación como la misericordia, que es una característica esencial de Dios. Él es misericordioso y fiel. San lucas nos hace ver en la persona de Zacarías, la personalidad y la espiritualidad del hombre justo, del hombre que teme a Dios, que es fiel cumplidor de sus mandatos y que es constante en su oración.

Pues en esta noche buena, sonarán las campanas que resuenan en el corazón de tantos hombres y mujeres de buen corazón, de buena voluntad. Esta noche buena nos hace recordar la bondad que Dios sembró en nuestros corazones y que nos impulsa a alabar a Dios con cánticos inspirados que nos abren el corazón a las gracias de la misericordia y ternura de nuestro Dios.

Esta noche ya contemplamos a la Virgen Madre que tiene su bebé, su Hijo, sin la presencia ni compañía de sus familiares, ni amigos, lejos de la casa paterna. El más rico nació pobre, rodeado de simpleza y sencillez en un pesebre. Jesús eligió ser pobre; pudo haber buscado y elegido lujos y comodidades, pero eligió nacer y vivir así. ¿Esto nos dice algo a nosotros hoy?

Señor Jesús, ven a nuestras vidas; quédate en nuestro corazón como lo hiciste en el humilde portal de Belén. Permítenos estar junto a ti como una ofrenda y entregarte nuestra vida y la de todos aquellos que te esperamos con gozo y alegría.

Por P. Robert A. Brisman P.

Dir. Esp. MCCASD

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